Varios músicos de Córdoba apoyan el manifiesto que se ha creado a nivel nacional para pedir una regularización del sector, al que creen poco valorado, discriminado y menos ayudado que otras artes.
Son artistas, sí, pero también trabajadores.
Esto es lo que vienen a decir los músicos, técnicos y promotores de toda España, hartos de que su profesión no sea reconocida como tal, de que no tengan un lugar específico en las categorías laborales de la Seguridad Social, de que su materia no esté considerada cultura o de que las ayudas públicas que se destinan para su creación sean inferiores a las dirigidas a otros sectores.
Por ello, a finales del pasado mes de enero se reunieron en Madrid varios colectivos, como la Asociación Estatal de Salas de Música en Directo (ACCES), la de Promotores Musicales (APM), la de Representantes Técnicos del Espectáculo (ARTE), más otras entidades y artistas como Miguel Ríos o Carmen París, y firmaron un manifiesto “por una Ley de la Música” que entregaron al director general del Instituto Nacional de Artes Escénicas, con la esperanza de que el gobierno haga de este proyecto legislativo una realidad.
“Con el culo al aire”
Más que nada porque esta petición no es nueva y la creación de una ley para este sector fue una promesa electoral del PSOE en su anterior legislatura. “En el momento en el que estamos ahora, con la crisis económica, no creo ni que nos hagan una ley ni que se consigan algunas de las cosas que se piden”, dice tajante el músico Yonka Zarco. Él, como otros artistas cordobeses, comparten con los colectivos y cantantes antes citados la necesidad de una ley que regularice el sector porque “estamos con el culo al aire. Yo llevo veintitantos años con la música, diez dedicándome a ella como profesional, y de esos años no tengo nada cotizado en la Seguridad Social”, relata.
Además, muchas tareas del músico ni siquiera están remuneradas, como las apariciones en televisión, según Rakel Winchester: “no he ganado ni un duro con ellas. Lo único que se cobra son los conciertos, y en ellos te tienes que dar de alta como autónomo y dar de alta en la Seguridad Social a los músicos”, explica. Y todo estando sujeto a “unos contratos que nunca sabes bien lo que ponen o lo que dejan poner”.
Con este panorama, las actuaciones en auditorios o salas son las únicos vías para que el músico se pueda ganar la vida, pero si cada ayuntamiento pone requisitos distintos para estos espacios, más de uno acaba cerrando, como ha pasado en numerosas ocasiones, por lo que los artistas piden una homologación de las licencias para estos locales.
De la ópera al hip-hop
También se exige desde el sector una línea de ayudas para la creación y rehabilitación de espacios para la música en directo, para que se equipare al trato que recibe la red de teatros alternativos del país, y cosa que en Córdoba vendría estupendamente por “no haber una sala decente”. Pero de esto también desconfía Zarco, recordando que a veces estas ayudas dependen de la rentabilidad del proyecto y “yo que he sido promotor un tiempo, sé que a veces la rentabilidad es cero. No sé hasta qué punto esto es factible”.
Lo que sí lo es, al menos, es el reconocimiento de todas las músicas como cultura, algo que los artistas que han realizado el manifiesto solicitando un Estatuto del Músico, un Código de Buenas Prácticas y las cuestiones anteriormente citadas, exigen. “La música no está valorada, y no creo que el hip hop u otros estilos estén considerados cultura, cuando lo son, al igual que la ópera”, apunta Winchester.
Trabajador versus artista
En cambio, hay quien no comparte al cien por cien esta unión del mundillo y estas valoraciones, diferenciando entre quienes son trabajadores de la música, y quienes son músicos, que no es lo mismo. El vocalista de Deneuve, Adolfo Carrillo, es uno de los que pone esa nota discordante añadiendo que le parece estupendo “dignificar las condiciones de cualquier trabajador, pero no que nos engañen con que estas reivindicaciones tienen que ver con el desarrollo de la cultura, porque muchas veces están reñidas con ella. El trabajador de la música tiene en el 90 por ciento de los casos unas ataduras comerciales que están en contra del arte y la música”.
Cuestiones que han provocado que Pepe Atance no se dedique precisamente de manera profesional a la música “porque no me gusta como está”, y, aunque no quiere opinar sobre el solicitado Estatuto del Músico, considera que algunos cambios sí son necesarios y posibles con organización “como la que han tenido los actores, porque esto es una cuestión de gremios, de reunirse y de organizarse”. Otros, como el fin de la piratería, al que Atance hace referencia, habría que dedicar otro escrito.
Yonka Zarco, en solitario
La Reserva, ese grupo de la movida cordobesa que tanto éxito cosechó en su momento y que ha regresado al escenario local, tiene en activo a Yonka Zarco y Pepe Atance, que actuarán en primavera con la banda.
Pero Zarco, además, desvela que pronto habrá más noticias suyas en el terreno musical. Esto es, que está preparando y grabando “un repertorio nuevo que voy a dar a conocer como solista”, cuenta. En él habrá diferentes colaboraciones y, previsiblemente, se podrán escuchar en unos cuatro meses: “quiero enseñar este trabajo antes del verano”, manifiesta el músico.
Mientras, la provocadora Rakel Winchester continúa difundiendo su segundo disco, Rutina Matrimonial, y Deneuve cosechando éxitos con su cuarto álbum, El codazo de Tassotti, que algunas revistas culturales de ámbito nacional han considerado como uno de los mejores discos del pasado 2008 -aunque salió publicado en 2007-.
Información: La Calle de Córdoba
Esto es lo que vienen a decir los músicos, técnicos y promotores de toda España, hartos de que su profesión no sea reconocida como tal, de que no tengan un lugar específico en las categorías laborales de la Seguridad Social, de que su materia no esté considerada cultura o de que las ayudas públicas que se destinan para su creación sean inferiores a las dirigidas a otros sectores.
Por ello, a finales del pasado mes de enero se reunieron en Madrid varios colectivos, como la Asociación Estatal de Salas de Música en Directo (ACCES), la de Promotores Musicales (APM), la de Representantes Técnicos del Espectáculo (ARTE), más otras entidades y artistas como Miguel Ríos o Carmen París, y firmaron un manifiesto “por una Ley de la Música” que entregaron al director general del Instituto Nacional de Artes Escénicas, con la esperanza de que el gobierno haga de este proyecto legislativo una realidad.
“Con el culo al aire”
Más que nada porque esta petición no es nueva y la creación de una ley para este sector fue una promesa electoral del PSOE en su anterior legislatura. “En el momento en el que estamos ahora, con la crisis económica, no creo ni que nos hagan una ley ni que se consigan algunas de las cosas que se piden”, dice tajante el músico Yonka Zarco. Él, como otros artistas cordobeses, comparten con los colectivos y cantantes antes citados la necesidad de una ley que regularice el sector porque “estamos con el culo al aire. Yo llevo veintitantos años con la música, diez dedicándome a ella como profesional, y de esos años no tengo nada cotizado en la Seguridad Social”, relata.
Además, muchas tareas del músico ni siquiera están remuneradas, como las apariciones en televisión, según Rakel Winchester: “no he ganado ni un duro con ellas. Lo único que se cobra son los conciertos, y en ellos te tienes que dar de alta como autónomo y dar de alta en la Seguridad Social a los músicos”, explica. Y todo estando sujeto a “unos contratos que nunca sabes bien lo que ponen o lo que dejan poner”.
Con este panorama, las actuaciones en auditorios o salas son las únicos vías para que el músico se pueda ganar la vida, pero si cada ayuntamiento pone requisitos distintos para estos espacios, más de uno acaba cerrando, como ha pasado en numerosas ocasiones, por lo que los artistas piden una homologación de las licencias para estos locales.
De la ópera al hip-hop
También se exige desde el sector una línea de ayudas para la creación y rehabilitación de espacios para la música en directo, para que se equipare al trato que recibe la red de teatros alternativos del país, y cosa que en Córdoba vendría estupendamente por “no haber una sala decente”. Pero de esto también desconfía Zarco, recordando que a veces estas ayudas dependen de la rentabilidad del proyecto y “yo que he sido promotor un tiempo, sé que a veces la rentabilidad es cero. No sé hasta qué punto esto es factible”.
Lo que sí lo es, al menos, es el reconocimiento de todas las músicas como cultura, algo que los artistas que han realizado el manifiesto solicitando un Estatuto del Músico, un Código de Buenas Prácticas y las cuestiones anteriormente citadas, exigen. “La música no está valorada, y no creo que el hip hop u otros estilos estén considerados cultura, cuando lo son, al igual que la ópera”, apunta Winchester.
Trabajador versus artista
En cambio, hay quien no comparte al cien por cien esta unión del mundillo y estas valoraciones, diferenciando entre quienes son trabajadores de la música, y quienes son músicos, que no es lo mismo. El vocalista de Deneuve, Adolfo Carrillo, es uno de los que pone esa nota discordante añadiendo que le parece estupendo “dignificar las condiciones de cualquier trabajador, pero no que nos engañen con que estas reivindicaciones tienen que ver con el desarrollo de la cultura, porque muchas veces están reñidas con ella. El trabajador de la música tiene en el 90 por ciento de los casos unas ataduras comerciales que están en contra del arte y la música”.
Cuestiones que han provocado que Pepe Atance no se dedique precisamente de manera profesional a la música “porque no me gusta como está”, y, aunque no quiere opinar sobre el solicitado Estatuto del Músico, considera que algunos cambios sí son necesarios y posibles con organización “como la que han tenido los actores, porque esto es una cuestión de gremios, de reunirse y de organizarse”. Otros, como el fin de la piratería, al que Atance hace referencia, habría que dedicar otro escrito.
Yonka Zarco, en solitario
La Reserva, ese grupo de la movida cordobesa que tanto éxito cosechó en su momento y que ha regresado al escenario local, tiene en activo a Yonka Zarco y Pepe Atance, que actuarán en primavera con la banda.
Pero Zarco, además, desvela que pronto habrá más noticias suyas en el terreno musical. Esto es, que está preparando y grabando “un repertorio nuevo que voy a dar a conocer como solista”, cuenta. En él habrá diferentes colaboraciones y, previsiblemente, se podrán escuchar en unos cuatro meses: “quiero enseñar este trabajo antes del verano”, manifiesta el músico.
Mientras, la provocadora Rakel Winchester continúa difundiendo su segundo disco, Rutina Matrimonial, y Deneuve cosechando éxitos con su cuarto álbum, El codazo de Tassotti, que algunas revistas culturales de ámbito nacional han considerado como uno de los mejores discos del pasado 2008 -aunque salió publicado en 2007-.
Información: La Calle de Córdoba
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